Los pelícanos se cuentan entre las mayores aves voladoras del mundo. Son aves principalmente acuáticas, con patas cortas y robustas que presentan los cuatro dedos unidos por membranas interdigitales. En el pelícano el pulgar es bastante largo, dirigido hacia el lado interior de la pata y unido al dedo vecino por medio de una membrana. Así, la membrana interdigital es totipalmar y asegura una mejor propulsión acuática. Cuando el ave vuela y tiene que reducir la velocidad para posarse, despliega la membrana interdigital que actúa a la manera de aerofrenos.
Los pequeños ojos están situados muy cerca de la base del pico para permitirles escudriñar bajo la superficie del agua a poco que sumerge la cabeza. Como en el caso de numerosas aves, el color del iris del pelícano varía según la edad. En el caso de los pequeños, el iris es de color gris plomo y cuando el pelícano alcanza la madurez sexual, el color del iris es rojo intenso.
Los más pequeños se distinguen de los adultos por su plumaje más oscuro, más o menos manchado de color parduzco. Hasta pasados varios años no adquiere su plumaje de adulto.
Es prácticamente imposible establecer alguna distinción entre los dos sexos, si bien las hembras son ligeramente más pequeñas y menos pesadas que los machos. Los pelícanos comunes llegan a pesar entre 7 a 14 Kg. Este escaso peso le permite volar a pesar de sus grandes dimensiones y su largo (140 a 175 cm).
El largo pico del pelícano tiene debajo de la mandíbula inferior una bolsa gular. Dicha bolsa cumple funciones muy diversas: permite atrapar peces, permite la termorregulación (en caso de calor intenso, el pelícano no tiene más que desplegar la bolsa gular y agitarla espasmódicamente para que la sangre que circula por los bazos capilares se enfríe al ponerse en contacto con el aire) y además, le permite transportar los materiales de construcción para el nido. En el extremo de la mandíbula superior posee una uña córnea, la cual es fuerte y curva. Constituye un instrumento útil a la hora de atrapar peces.
Como la mayoría de las aves, el pelícano posee una glándula uropigial situada sobre la base de la cola. Al presionarla con el pico, extrae una especie de aceite espeso, el sebo, con el que se embadurna las mandíbulas y unta las plumas. El efecto de este tratamiento es evitar el desecamiento de las plumas que, de faltar, se harían quebradizas. También sirve para reforzar la impermeabilización del plumaje.