Son animales gregarios (viven en grupos) y matriarcales (una hembra lidera el grupo). Generalmente viven dos o tres familias juntas formando una colonia de entre 10 y 25 individuos. Cuando la mayor parte del grupo descansa o se alimenta, siempre queda una de ellas ubicada en un lugar elevado, parada sobre sus patas posteriores y utilizando la cola como soporte, vigilando el territorio. Sin embargo, éste no es el único rol que cumplen, así como algunas protegen al grupo, otras se encargan del cuidado de las crías y otras salen en busca del alimento.
Todos viven en la misma madriguera, las cuales construyen con sus patas delanteras. Dichas madrigueras constan de túneles que conducen a unas cámaras donde se refugiarán cuando se sienten amenazados o durante la noche o las lluvias. Todas están comunicadas entre sí y pueden tener más de 15 aberturas al exterior.
La época de apareamiento corresponde a la estación calurosa y húmeda correspondiente a los meses de Octubre a Marzo. El macho no es el único que corteja, ya que la hembra con su comportamiento también puede incitar al macho a aparearse. Luego de 11 semanas (73 a 77 días) de gestación, la hembra pare las crías en una de las cámaras de la madriguera que ocuparán durante toda la crianza. El número de crías es de 2 a 5, pero lo normal son 3 crías y el peso al nacer es de 50 grs. aproximadamente.
Durante las horas de reposo, los jóvenes juegan juntos: simulan combates, imitan la excavación de una madriguera o se dedican a realizar acrobacias mientras emiten un sonido particular, agudo y repetitivo. Estos sonidos permiten mantener el contacto entre ellos e incitar a los adultos a permanecer cerca, pues éstos no comparten sus juegos y no abandonan la vigilancia. En cuanto oyen un grito de alarma, las crías se precipitan cerca de su madre y se acurrucan contra ella, siguiéndola paso a paso mientras se dirige a un refugio. También, se han observado adultos que, ante el ataque de un águila, cubren a las crías con su cuerpo protegiéndolas.