Fauna y Flora

Se distribuye en la Patagónica y a lo largo de la cordillera de los Andes hasta Venezuela, sierras del centro de la Argentina y sur de Buenos Aires, menos frecuente en Misiones, Corrientes, Formosa y Chaco, Paraguay, Uruguay y sur de Brasil.

Habita en las zonas donde predomina la vegetación baja, se lo puede observar en estepas, sierras, zonas montañosas, costas marinas con acantilados y sabanas.

Puede alcanzar una longitud de 76 cm.

Se la observa solitaria o en parejas, frecuentemente posada sobre árboles, postes telefónicos y rocas. Es muy buena planeadora, llega hasta 4500 m de altura aprovechando las corrientes térmicas ascendentes.

Tiene una voz de alarma, repetida, áspera y penetrante. La hembra es más grande que el macho, ambos tienen el mismo plumaje que varia según la subespecie (G. m. melanoleucus) es del este de Bolivia, sur de Brasil, este de Argentina y Uruguay tiene el pecho más blanco. (G. m. australis) posee el pecho con un fino barrado gris, las alas, dorso, cuello y cabeza de ambas subespecies es gris, mientras que los juveniles son de una coloración pardos veteados.

Son aves rapaces, también llamadas aves de presa o de rapiña, son aves principalmente cazadoras.

Se alimentan de mamíferos como conejos, liebres, zorrinos, vizcachas de la sierra y de aves como pavas de monte y también carroña.

Construye un nido muy voluminoso con ramas forrado de pastos, pelos o plumas en barrancas, acantilados y árboles inaccesibles, deposita 2 o 3 huevos blancos con pocas manchas parduscas que son incubados por un periodo de 30 días. Los polluelos son alimentados por ambos padres y una vez que abandonan el nido son guiados hasta que comienzan a cazar solos.

Actualmente esta siendo evaluado por la UICN como posible preocupación, debido al actual decrecimiento que la población esta sufriendo.

Estas aves rapaces son aliadas del hombre de campo, al comer roedores. Su caza está prohibida y es necesario desalentarla.

Se encuentra en el Apéndice II de CITES.  Este apéndice incluye a todas las especies que, si bien en la actualidad no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, podrían llegar a esa situación a menos que el comercio en especímenes de dichas especies esté sujeto a una reglamentación estricta; y aquellas otras especies no afectadas por el comercio, que también deberán sujetarse a reglamentación con el fin de permitir un eficaz control del comercio.